jueves, 18 de noviembre de 2010

Caudillos Culturales en la
Revolución Mexicana
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

En el presente mes y año los mexicanos celebramos el centenario de la revolución mexicana, históricamente es referido como el acontecimiento más importante del siglo XX en México.
El objetivo era derrocar del poder al entonces dictador Porfirio Díaz, que desde el año de 1876 encabezaba y controlaba todo el poder en México. Personajes importantes los hay y muchos, al inicio del movimiento el más representativo fue Francisco I. Madero con la proclamación del plan de San Luis.
El acontecimiento histórico es ampliamente conocido por los mexicanos, pero en esta ocasión el objetivo del presente comentario es realizar un breve análisis del papel de los intelectuales de la generación de “1915” también conocidos como “los siete sabios de México” en la vida política del México post-revolucionario.
“Los siete sabios” de México fueron: Antonio Castro Leal, Alberto Vázquez del Mercado, Vicente Lombardo Toledano, Teófilo Olea y Leyva, Alfonso Caso, Manuel Gómez Morín y Jesús Moreno Vaca.
Todos ellos jugaron un papel importantísimo en la construcción del México que hoy tenemos, para robustecer este comentario señalare textualmente un párrafo de un libro inmortal de la literatura como lo es “El laberinto de la soledad” del Premio Nobel de Literatura (1990) Octavio Paz, en el cual hace alusión a estos hombres de letras mexicanos.
“Una vez cerrado el periodo militar de la Revolución muchos jóvenes intelectuales – que no habían tenido la edad o posibilidad de participar en la lucha armada – empezaron a colaborar con los gobiernos revolucionarios.
El intelectual se convirtió en el consejero secreto o público del general analfabeto, del líder campesino o sindical, del caudillo en el poder. La tarea era inmensa y había que improvisarlo todo. Los poetas estudiaron economía, los juristas sociología, los novelistas derecho internacional, pedagogía o agronomía. Con excepción de los pintores – a los que se protegió de la mejor manera posible: entregándoles los muros públicos – el resto de la inteligencia fue utilizada para fines concretos e inmediatos; proyectos de leyes, planes de gobierno, misiones confidenciales, tareas educativas, fundación de escuelas y bancos de refacción agraria, etc. La diplomacia, el comercio exterior, la administración pública, abrieron sus puertas a una inteligencia que venía de la clase media. Pronto surgió un grupo numeroso de técnicos gracias a las nuevas escuelas profesionales y a los viajes de estudio al extranjero. Su participación en la gestión gubernamental ha hecho posible la continuidad de la obra realizada por los primeros revolucionarios. Ellos han defendido en multitud de ocasiones la herencia revolucionaria. Pero nada más difícil que su situación. Preocupados por no ceder sus posiciones – desde las materiales hasta las ideológicas – han hecho del compromiso un arte y una forma de vida. Su obra ha sido, en muchos aspectos, admirable; al mismo tiempo han perdido independencia y su crítica resulta diluida, a fuerza de prudencia o maquiavelismo… el demonio de la eficacia – y no el de la ambición –, el deseo de servir y de cumplir con una tarea colectiva, y hasta cierto sentido ascético de la moral ciudadana entendida como negación del yo, muy propio del intelectual, ha llevado a algunos a la pérdida más dolorosa: la de la obra personal.”
Con el texto transcrito podemos tener una idea clara de la importancia que tuvieron estos personajes en la vida post-revolucionaria de nuestro país, con ellos nació la CTM, el PAN y su primer dirigente, La Autonomía de la entonces Universidad Nacional de México hoy UNAM, el Partido Popular, posteriormente Partido Popular Socialista, la Universidad Obrera de México, ellos fueron Rectores, Maestros de Filosofía y otras materias, Representantes Populares, Gobernador, Ministros de la SCJN y hasta un Candidato Presidencial, solo por mencionar algunas de sus obras, actividades y cargos públicos.
Considero que estudiar a esta generación de intelectuales es conocer y comprender el México contemporáneo, hay mucho por hacer, hoy vivimos problemas de inseguridad, la educación sigue siendo la gran tarea pendiente del estado mexicano, por eso con todas sus virtudes y defectos de estos ilustres mexicanos el aprender sus ideales y conocer sus obras sirven de mucho para valorar el México que tenemos, pero sobre todo para rediseñar el México que podemos y debemos de construir.
Para finalizar quiero aclarar y al mismo tiempo recomendar a los lectores que el titulo de la presente columna es un libro que se ha vuelto clásico en la historia del México contemporáneo como lo es Caudillos Culturales en la Revolución Mexicana, escrito por Enrique Crauze, saliendo a la luz su primera edición en el año de 1976 en el editorial siglo XXI. Así el que quiera profundizar sobre el presente análisis y sus personajes puede consultar la obra mencionada.
Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com